Si según la RAE, un patrimonio es un conjunto de bienes pertenecientes a una persona natural o jurídica, o afectos a un fin, susceptibles de estimación económica; cabe pensar que los documentos importantes de la historia sí podrían ser considerados como algo disponible ante una posible comercialización. ¿Se puede justificar entonces que Bill Gates pueda adueñarse de contenido audiovisual relevante para una posterior clasificación y venta?
Existe una tendencia por parte de los personajes más adinerados del panorama mundial a coleccionar diferentes documentos audiovisuales que favorece que nuestra cultura se vea en posesión de muy pocas manos. Existe por ello la duda sobre el fin último de dicho interés: es por una mera preocupación de preservación de la memoria histórica o un beneficio personal. Lo que sí es cierto es que existe algún motivo por el cual es más interesante guardar los documentos en su formato original: papel, papiro, negativos fotográficos, bocetos... quizá la exclusividad o el interés fetichista.
Una de las fotos más famosas del archivo Bettmann: Einstein sacando la lengua.
http://www.nital.it/sguardi/25/gallery/bettmann/images/6_einstein.jpg
Sea como fuera, lo cierto es que la digitalización ha facilitado que sea posible acceder a numerosos documentos audiovisuales de gran relevancia histórica. ¿No es de interés general que las colecciones privadas, donde el contenido refleja la andanza del ser humano hasta nuestros días sea visible para todos? Es de respetar el interés de empresas y personas adineradas por conseguir recopilar datos históricos, pero su contenido es de gran valor para todos. ¿Existe el derecho a negárnoslo?
Obreros trabajando en la construcción del Rockefeller Center
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